Cuando pensamos en cómo eran los ordenadores de la década de los 90, o los coches de hace 30 años, o los juegos, las consolas o las conexiones a Internet del siglo pasado (con el modem cantando su piiiipop, piiiiiiipoooooop, trunk, trunk, trunk), es inevitable mostrar alguna sonrisa. Hagamos ahora un ejercicio de imaginación basándonos