El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que COVID-19, enfermedad causada por el virus SARS-CoV-2, era una pandemia, en razón de la elevada cantidad de contagios y fallecimientos en el mundo.
En el caso de México, el confinamiento comenzó el 23 de marzo de 2020, cuando el ejecutivo federal puso en marcha la Jornada Nacional de Sana Distancia en un intento de contener los contagios, cuyos primeros casos en territorio nacional se registraron en la Ciudad de México y Querétaro.
El mundo tuvo que ajustarse a una realidad en la que las actividades educativas y laborales debían hacerse -en la medida de lo posible- desde casa. Las restricciones para evitar más infectados y muertes incluyeron que negocios y otros lugares públicos cerraran sus puertas, una medida que irremediablemente impactó en todas las industrias; sin embargo, el caso de los videojuegos es particular.Mientras otras industrias del entretenimiento, como la del cine, fueron víctimas de una estrepitosa caída que sigue sin tener un final claro en el horizonte, la de los videojuegos no solo logró mantenerse a flote, sino que también consiguió crecimientos históricos pese al panorama.
E3, la que hasta hace un par de años era la convención más importante de videojuegos a nivel mundial, ya había recibido un duro golpe cuando Sony anunció que no formaría parte de la edición 2019. Luego 2020 tomó su cauce y Geoff Keighley, una de las personalidades clave de la industria, comunicó que se bajaría del tren y que …