AmazonGo abría sus puertas el 22 de enero de 2018 y con ellas una cantidad de interrogantes sociales que, aunque no tienen respuesta, hay que plantearse a partir de ahora.
Era la promesa para 2018. El Amazon del futuro que, en cierto modo, regresaba al pasado. Paradójico. El gigante del comercio digital, aquellos que han conseguido poner cuentas de su compañía en millones de casas del mundo para adquirir lo que sea, en cualquier momento y en cualquier lugar del mundo se pasaba a lo físico. ¿Cómo era eso posible? ¿Amazon trabajando con lo analógico? En 2016 se presentaba la idea, un año después se anunciaba su apertura en los próximos meses y, justo en las primeras semanas de 2018, Seattle inauguraba el primer comercio de AmazonGo. Desde luego, nada que ver con el concepto de tradicional. Al estilo de Amazon. Una compañía que, por cierto, registraba días después beneficios superiores a los 1.000 millones de dólares por primera vez en su historia en el cierre de 2017.
200 metros cuadrados de tienda física con todo tipo de productos a disposición de los clientes, una app registrada en el móvil, entrar, meter lo que se necesite en una cesta que detecta los pesos de los productos y salir con las mismas. Un mensaje al móvil será el encargado de decirte a cuánto asciende la cuenta final. No exento de fallos que, quiera la tecnología o no jamás podrán solucionarse, AmazonGo ha sido víctima de extensas colas para entrar (producto, muy seguramente, de …