La vuelta a los orígenes de Call of Duty: WWII le ha sentado de maravilla. El juego ofrece el dinamismo y la diversión que se había perdido en el pasado, con un multijugador sobresaliente y una campaña que, pese a estar por detrás de las de los Modern Warfare, cumple con creces lo que promete el juego.Era una de las vueltas más esperadas por los jugadores. Demasiados años en el futuro, en las ínfulas de una guerra distópica que poco a poco se había convertido en un chiste de sí mismo. Suponemos que en algún punto Activision se dio cuenta, tanto que el curso pasado vino acompañado del cénit de la franquicia, Modern Warfare. Las cosas habían llegado a un punto extraño.
En 2015 Black Ops 3 supo traer una pésima campaña y gran multijugador. 2016, Infinite Warfare llegaba con una campaña mediocre y un multijugador peor todavía. En el medio, Modern Warfare Remastered como representación de las cosas bien hechas y del punto de partida desde el que plantearse los cimientos del futuro. No sabemos en qué momento Activision quiso dar la vuelta a la tortilla, pero nos congratula que lo haya hecho. De haber quemado la receta de la guerra del futuro cada vez más distópica para volver al pasado.
Y en este punto nos encontramos. De nuevo con los pies en la tierra y con un 2017 que trae, esta vez sí, el Call of Duty más Duty de todos que, con sus fallos y aciertos, ha …