El día 4 de octubre de 1582 sucedió algo que no volvió a repetirse en toda la historia. Cuando el reloj dejó el minuto 11:59 de la noche, se avanzó 10 días, con tal de alcanzar al "calendario real". El día siguiente al 4 de octubre no fue el 5 de octubre, sino el 15.
El problema a resolver se originó 1,600 años antes, y su autor no fue otro sino Julio César, el famoso emperador romano.
César acudió a estudiosos, investigadores, gente de ciencia de la antigua Grecia, que le dijeron que la solución definitiva para dejar de perder de vista los solsticios, como ocurría en el calendario romano, era instituir lo que llamaron "años bisiestos".
La nueva reforma "infalible" que propuso Julio César dio lugar a un nuevo sistema de 365 días para un año, en donde cada cuatro se agregaría un día más, y así, se creó lo que conocemos calendario juliano, la nueva herramienta humana para interpretar en lo que percibimos como tiempo, el ciclo en el que el planeta rodea al sol.
Julio César, sin embargo, murió sin enterarse que su herramienta tenía un minúsculo error de cálculo. 1,600 años después, nos dimos cuenta que los nuevos años bisiestos propuestos por Julio César, habrían recorrido los solsticios 10 días. un grave problema considerando que vivir a la altura de los equinoccios siempre fue de importancia trascendental para los sectores agropecuarios, sociales y hasta económico-políticos; no hacerlo tiene repercusiones científicas, militares y religiosos.
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