Dos empleados de una empresa de seguridad informática de EEUU prueban que es posible 'hackear' las bombas de insulina que usan los diabéticos y manipular las cantidades a administrar, obrando un desenlace letal. Advirtieron de tal posibilidad en 2018, pero nadie les hizo caso. Ahora han creado una aplicación asesina que demuestra su hallazgo.