Tim Cook ha estado de gira por China. Esto a priori parecería que no es noticia, que no tiene nada de especial. Pero lo hace en un momento crucial, en plena guerra fría. Una guerra geopolítica abierta en canal, entre organismos europeos y norteamericanos, entre una Japón debilitada y una China tecnológicamente fortalecida y en vísperas de unas elecciones presidenciales, las de Estados Unidos, que pueden cambiar por completo muchos de los acuerdos con "agentes externos".
Y Tim Cook es un animal político: sabe escurrir el bulto cuando toca y sabe enfrentar de cara las cuestiones que le atañen. De su gira por China, por ejemplo, se deshace en elogios clavando su bandera justo en el orgullo nacional: destacando el rápido y sostenible crecimiento de Apple en un país que avanza igual de rápido.
"Apple está comprometida con el desarrollo a largo plazo en China y planea aumentar la inversión en su cadena de suministro, I+D y otras áreas". Y tanto: contratará a 1.000 nuevos empleados y abrirá la planta más grande de Apple en toda Asia, 20.000 metros cuadrados plagados de alta tecnología.
La misión (casi) imposible de Apple: recuperar el trono del iPhone
Tal y como podemos ver en el Weibo de Tim Cook, el equivalente al BlueSky de China, el CEO de Apple volvió a Beijing el lunes y lleva allí desde entonces. Es su segunda visita a China continental este año. Y, como es evidente, ha generado mucha …