La WWDC del año 2020 fue histórica, y no por las condiciones en las que se tuvo que celebrar. En ella Apple anunció su transición para pasar de los chips Intel a su propia arquitectura Apple Silicon, y comentó que sería una transición que iba a durar dos años.
El cronómetro se inició cuando se presentó el chip M1 en un evento otoñal ese mismo año, y si aplicamos generosidad en la cuenta atrás podemos decir que ese periodo de dos años termina ya con deberes pendientes: todos los Mac tienen ya su chip Apple Silicon excepto uno.
Lanzando productos a contracorriente
Con el Mac Pro aún con chip Intel, Apple no ha conseguido llegar a tiempo para cumplir la promesa de esos dos años. Y no podemos argumentar que el Mac Studio ya es el nuevo Mac Pro, porque precisamente en la keynote del Mac Studio se mencionó explícitamente que íbamos a ver un Mac Pro. Y también podemos apuntar aquí la ausencia de un iMac de gran pantalla, otro ordenador que mucha gente espera.
Los rumores dicen ahora que ese Mac Pro puede ver la luz en 2023, lo que va a alargar esa transición de los prometidos dos años a los prácticamente tres. ¿Pero es eso culpa de Apple? ¿Hay que interpretarlo como un fracaso? Yo no diría eso.
Pensemos en las condiciones en las que Apple ha tenido que enfrentar esta transición, que ha tenido que venir planeada …