Pese al esfuerzo de la industria de la tecnología, los relojes inteligentes todavía no han revolucionado la sociedad. Vistos como meros complementos, sus funciones principales no se escapan -en su mayoría- de ser un doble espejo de un dispositivo matriz, generalmente el teléfono móvil. Pero Apple ha vuelto a cortar el cordón umbilical de la dependencia con el iPhone. Apple Watch Series 4 es la nueva generación de su dispositivo de muñeca que por fin tiene sentido, por fin tiene fuerza para combatir por su cuenta y, por fin, se aprecia como un producto electrónico al que dedicarle tiempo.
Han sido cuatro generaciones hasta llegar aquí y muchas compañías en retirada acerca de un dispositivo «wearable» que estaba llamado a cambiar el mundo pero que ha venido perdiendo fuelle. De manera casi silenciosa y discreta, la firma norteamericana ha logrado empaquetar en un tamaño muy pequeño toda una serie de funciones útiles y con la mirada puesta al mundo de la salud.
Y eso pese a que ha agrandado en esta ocasión sus dimensiones. Por primera vez, el reloj ha mutado en tamaño y otros aspectos quizás menores como uno de los botones, estilizado además los bordes. El altavoz tiene un mayor volumen y se encuentra en el borde izquierdo, mientras que el micrófono se coloca ahora en el derecho. En lo que más se aprecia el cambio es comparándolo con los modelos anteriores. Ha pasado de los 38 y 42 milímetros de las primeras generaciones a 40 y 44 …