Era diciembre de 1977 y Steve Wozniak pasaba la Navidad de una forma peculiar: rodeado de circuitos electrónicos y una bolsa de McDonald’s. Trabajando en lo que sería el Disk II de Apple. Tres años después, tomaría una decisión que dejó perplejos a muchos: regalar 10 millones de dólares en acciones a los primeros empleados de Apple. Dos momentos aparentemente sin conexión que reflejan una misma filosofía de vida. Hoy se le conoce como Puttering y es un hábito que distingue a las personas con mayor inteligencia emocional.
La sabiduría del ingeniero que despreciaba el dinero
"No quería estar cerca del dinero, porque puede corromper tus valores", explicaba años después Wozniak, cuya fortuna actual ronda los 100 millones de dólares. Una cifra modesta comparada con los 11.000 millones que acumuló Steve Jobs. Esta aparente indiferencia hacia la riqueza material no era por el qué dirán. Realmente lo creía. Por ejemplo, cuando Apple salió a bolsa en 1980, sus cuatro millones de acciones valían 116 millones de dólares. Su respuesta fue regalar una parte a quienes consideraba que lo merecían.
"Durante los primeros tres años, éramos cinco los que realmente dirigimos la empresa y prácticamente teníamos todas las acciones. Cuando salimos a bolsa, no me sentí bien. Sentí que todos los que habían estado a nuestro alrededor habían contribuido a ayudarnos". Incluso compartió su dinero con amigos de la escuela secundaria que le habían motivado en sus inicios.
El arte del Puttering: cuando …