Sucede cada año: Apple lanza nuevos iPhone y la gente comienza a quejarse de que sus viejos iPhone se vuelven lentísimos. Tan solo hay que ver datos recientes: entre septiembre y principios de noviembre –cuando Apple puso a la venta el iPhone 8, seguido del iPhone X– aumentaron las búsquedas en Google con las palabras clave "iPhone lento".
Ese fenómeno de que se percibe un letargo es tan generalizado que muchos creen que las empresas tecnológicas afectan intencionalmente los teléfonos y las computadoras para asegurarse de que la gente compre celulares nuevos. Quienes creen en estas teorías de conspiración lo llaman obsolescencia programada.
Esto es un mito. Aunque sí sucede que algunos teléfonos se hacen más lento, esto ocurre por una razón mucho menos vil: las actualizaciones del software.
"No hay incentivo para que las empresas de sistemas operativos creen obsolescencia programada", dijo Greg Raiz, un antiguo administrador de programas de Microsoft que trabajó en Windows XP. "Es software, y el software tiene varios niveles de errores de producción, por lo que pueden suceder cosas que no estaban previstas".
Esto es lo que pasa: cuando los gigantes de la tecnología como Apple, Microsoft y Google introducen nuevos dispositivos, a menudo lanzan actualizaciones para sus sistemas operativos. Unos días antes del lanzamiento del iPhone 8, en septiembre, Apple sacó iOS 11 como una actualización gratuita para iPhone, incluyendo el 5S, que tiene cuatro años de antigüedad.
El proceso técnico de actualizar de un sistema operativo antiguo a uno nuevo –migrar archivos, aplicaciones y configuraciones a lo …