La feria del IFA en Berlín tiene todos los años como protagonista al electrodoméstico rey del hogar, el televisor. El baile de siglas sigue, pero todo parece centrarse cada vez más en mejorar la calidad de imagen. Este año lo más destacado ha sido el 8K, protagonista indiscutible de la feria, donde tanto Samsung, LG o Grundig han presentado sus televisores en esta resolución que duplica al 4K. Por lo pronto una muestra; el televisor de Samsung el Q900R estará disponible desde este octubre, mientras que el de LG lo hará durante el 2019.
El desembarco del 8K: ¿vale la pena?
Pero las diferentes tecnología y características de los paneles también se ha reforzado. Los paneles orgánicos OLED se han ido extendiendo a más fabricantes mientras que la tecnología QLED patentada por Samsung ha dado interesantes propuestas. Pero vayamos por partes. Mientras hace un escaso año podíamos empezar a hablar de la aceptación del 4K por parte del consumidor, con un 80% de las televisiones vendidas en esa resolución, llega ahora el 8K. La duda que plantea es si el 8K realmente aporta una novedad útil o es una pura maniobra «marketiniana».En realidad el problema del 8K no sólo es su alto precio, que se sitúa en una horquilla de entre 5.000 y 15.000 euros, sino en la oferta de contenido que es muy reducida. A día de hoy el contenido en 4K es relativamente escaso, y sólo las plataformas digitales como Netflix o YouTube se han preocupado …