Hoy en día, cuando hace frío, basta con encender la calefacción o asegurarse de que las ventanas están bien cerradas. Pero en la Edad Media, las casas estaban llenas de corrientes de aire, sin cristales ni chimeneas. ¿Cómo soportaban esas temperaturas sin congelarse? Una historiadora explica las ingeniosas soluciones que usaban para resistir el invierno