En los últimos años, las empresas de telecomunicaciones se han quejado, cuando tenían la oportunidad de hacerlo, que bajo la infraestructura que despliegan - el despliegue de conexiones y redes y su obvia inversión- se han «aprovechado» empresas más jóvenes, surgidas de la esfera de la tecnología e internet, han comenzado a hacer negocio sobre sus carreteras. Las llamadas OTT- Over The Top, en inglés- han sacado provecho de la expansión de internet en el planeta basando gran parte de su negocio en el tratamiento de los datos e información personal de sus usuarios.
Un reparto de la tarta que a las «telecos» no han convencido puesto que han visto reducir parte de su negocio. Telefónica, ahora, quiere hacer las paces con las empresa tecnológicas, generalmente afincadas en el corazón de la innovación, Silicon Valley, con la Cuarta Plataforma -las otras tres son redes, sistemas y servicios- llamada sencillamente Aura, un próximo servicio que llegará en algún momento de los próximos doce meses y que tiene la intención de acumular los datos de sus clientes para que éstos puedan gestionar su vida digital. Un indudable «cerebro» de, por ahora, confusas intenciones.
Bien se sabe que los datos personales son, hoy en día, el oro más preciado, porque gracias a ellos se pueden poner en marcha innumerables servicios, tomar decisiones en tiempo real, aplicar técnicas de Big Data para, una vez vez procesados, ser más eficiente a nivel productivo. Multitud de oportunidades que las operadoras, que ya tienen a …