Hoy, mientras Microsoft celebra su medio siglo de existencia, vale la pena mirar más allá de los productos icónicos y las cifras de mercado para entender la cultura que forjó uno de los imperios tecnológicos más influyentes del mundo.
Detrás del gigante corporativo que conocemos, existía un entorno único moldeado por la personalidad obsesiva, brillante y a menudo contradictoria de su fundador: Bill Gates.
Visionario y temperamental a partes iguales
La imagen actual de Bill Gates como filántropo amable y mesurado contrasta dramáticamente con el ejecutivo que forjó Microsoft en sus primeras décadas. Según James Wallace y Jim Erickson, autores de la biografía "Hard Drive: Bill Gates and the Making of the Microsoft Empire" publicada en 1993, Gates era conocido por enviar correos electrónicos "críticos y sarcásticos" a sus empleados en plena madrugada.
Imagen: Netflix
"Más de un programador desafortunado recibió un email a las 2 de la madrugada que comenzaba con 'Este es el pedazo de código más estúpido jamás escrito'", recoge el libro. Los antiguos empleados describían el ambiente de la oficina como extremadamente confrontacional, con un Gates "exigente" y un trabajo "intenso".
Scott Oki, que se unió a Microsoft como el empleado número 121 y fundó la división internacional de la compañía, recuerda otra cita célebre del fundador: "Una de sus frases favoritas era 'eso es lo más estúpido que he escuchado jamás'", comenta Oki. "Nunca la usó conmigo, así que me siento bastante bien al respecto".
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