Netflix lanzó la tercera temporada de Bloodline y con ella despide a esta serie dramática injustamente desestimada pese a ser una producción de gran calidad. Esta reseña no contiene spoilers aunque asumimos que se estás al día con la segunda temporada.
Bloodline, serie original de Netflix, lanzó su tercera temporada hace muy poco y con ella se despide. La serie creada por Todd A. Kessler, Glenn Kessler y Daniel Zelman tiene una preciosa producción y un reparto impresionante; si bien logró una primera temporada sorprendente y profunda, la tercera entrega pone en duda la tendencia del gigante de streaming de alargar innecesariamente algunas series (como el caso de Hemlock Grove).
Esta serie dedicada a contar la historia del clan Rayburn fue aclamada por la crítica luego de lanzar la primera temporada. Las actuaciones de Kyle Chandler y Ben Mendelsohn son impresionantes, trabajo que les valió llevarse a casa varias categorías y nominaciones de los más prestigiosos premios de la televisión.La producción y dirección de la serie son de primera calidad. Se trata de una serie que se cocina a fuego lento (lentísimo) pero este ritmo se justifica por la profundidad de su historia y por lo mucho que nos hace sentir (y sufrir) junto a esta familia privilegiada con desastrosos secretos en el armario.
Un profundo drama, alargado
Si ya estás familiarizado con el drama de los Rayburn sabes que Bloodline no es una serie vertiginosa y rápida, que ahí todo corre con lentitud; eso sí, con un manejo del drama que …