Artículo en colaboración con Javier Juárez Mojica, Comisionado presidente en suplencia del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT).
Para millones de personas usuarias de internet, es una realidad que sus actividades cotidianas dependen en buena medida ya no sólo de la conectividad, sino también de un abanico cada vez más amplio de dispositivos inteligentes tales como teléfonos, bocinas, relojes, tabletas, audífonos, laptops, entre otros, gracias a los cuales la conectividad es prácticamente ubicua, todos estos dispositivos que se conectan a internet es lo que se conoce como el Internet de las Cosas (IoT por sus siglas en inglés).
De acuerdo con estimaciones de la GSMA (Global System for Mobile Communications Association) las conexiones totales de los dispositivos IoT en América Latina están creciendo en una tasa promedio anual de 14% y están en camino a alcanzar los mil 300 millones de conexiones para 2025. Paralelamente, información del Nokia Threat Intelligence Report 2023 señala que alrededor de 10 millones de dispositivos IoT en el mundo son vulnerables, y que entre 500 mil y un millón se encuentran capturados por ciberdelincuentes.
Estas cifras nos hablan de que, en este mundo hiperconectado, la ciberseguridad se ha vuelto tan crucial como la conectividad misma, sin embargo, no parece ser percibida como tal por las personas usuarias. En un artículo, Hans de Bruijn y Marijn Janssen señalan: “Casi todo el mundo ha oído hablar de la ciberseguridad; sin embargo, la urgencia y …