Mucho antes del auge de los vikingos, Escandinavia atravesó una transformación crucial impulsada por la expansión del Imperio Romano. Mercenarios escandinavos regresaron del ejército imperial con nuevas ideas sobre liderazgo, guerra y organización social. Este cambio, entre el 180 y el 550 d.C., sentó las bases para la formación de los primeros reinos escandinavos.