Se supone a priori que una película no puede cambiar el mundo. Sin embargo, existen varios ejemplos de como el cine ha ejercido una influencia enorme en sucesos de la vida real.
La mafia, una organización criminal basada en el honor y la familia. No son bandidos comunes y corrientes, sino que rigen sus actos por un código moral. Esto los hace merecedores de una clase de respeto única entre sus contrapartes delictivos. Un privilegio que ni los narcotraficantes ni los asesinos seriales reciben, a pesar de que, en la escala moral, todos se encuentran en la misma zona.
Curiosamente, este concepto mítico de la mafia no se remonta a siglos atrás, sino que nació con la legendaria película de los años setenta, El Padrino. Como señala Tim Adler en su libro del dos mil siete "Hollywood and the Mob", El Padrino cambió la manera en que los mafiosos se consideraban a sí mismos. Fueron retratados de manera elegante y honorable, cuando en la realidad estos hombres eran torpes, ignorantes, vulgares y violentos.
Según reportes policiales anteriores al estreno de El Padrino, la mayoría de mafiosos eran matones sin una pizca de sentido moral. Delataban a sus amigos si les ofrecía el más mínimo beneficio a cambio. La mafia se asemejaba más a los carteles de la droga hoy en día. No existía el honor ni las reglas.
Antes de El Padrino, un mafioso cualquiera se moriría de la risa al ver a un camarada vestido elegantemente.
La mafia verdadera ni siquiera utilizaba la palabra …