¿Qué tiene Halloween, la Vispera de Todos los Santos o Samhain para evocar esas ganas de sentir miedo y pasarlo bien? Los secretos de nuestra fisiología pueden ayudarnos a disfrutar aún más de ello.
El sol se esconde lentamente, dando paso a una suave brisa, fría. Hoy, extrañamente, el silencio inunda la calle, aunque cualquiera lo diría, pues el ambiente invita a lo contrario. Alguna risa, estridente, se escucha aquí y allá. Mientras tanto, una sombra se cruza la calle y un niño, vestido de monstruo, nos adelanta para perderse en un callejón y no ser visto nunca más. Ha llegado la noche de Halloween y se nota en los huesos.
Pero esta fiesta, recordemos, tiene un origen mucho más antiguo del que pensamos. No, no hablamos de la Víspera de Todos los Santos, ni de el Día de los Muertos, ni tan siquiera de Samhain, el nuevo año celta. El origen de esta cultura horrorfílica está escrito aún más profundamente en nuestra carne y en nuestros genes. La culpable es nuestra fisiología, la verdadera creadora de fantasmas y quimeras. Y es que, como bien decía Goya, el sueño de la razón produce monstruos.Aprovechando la fecha, vamos a contaros algunos pequeños "secretos" de nuestro cuerpo. Secretos con los que podemos crear una atmósfera más inquietante o disfrutar del miedo que se observa por el rabillo del ojo. El terror puede ser delicioso si se administra con mesura y a sabiendas de como hacerlo. Y la ciencia lo sabe.
Cómo ver tu propia …