Seguramente has vitos o escuchado hablar de las casas inteligentes, espacios en los que se automatizan algunas tareas diarias con el fin de mejorar la calidad de vida de quienes habitan dicho espacio.
Lo primero que hay que tener en cuenta, as considerar que una casa inteligente no dista mucho de un “hogar normal”, ya que solamente se trata de la mejora de una.
De la misma manera que la electricidad hizo que nuestros hogares fueran mejores y más funcionales, la conectividad también mejora la forma en que vivimos y usamos nuestros hogares.
Teniendo esto en cuenta, es necesario saber qué objetos o cosas vuelven a una casa “inteligente”, para entender mejor el concepto.
¿Qué es una casa inteligente?
Para que se considere una casa inteligente, esta debe contar con versiones «smart« de electrodomésticos comunes: bombillas, interruptores de luz, enchufes eléctricos, termostatos, cerraduras, timbres, aspiradoras, refrigeradores, lavadoras y secadoras, etc.
Ahora bien, lo que vuelve “inteligente” a un dispositivo es su conectividad, ya sea a Internet, a otros dispositivos o, a menudo, a ambos. A medida que colocamos chips en más y más dispositivos, estamos creando el famoso Internet de las cosas (IoT).
Foto: Pixabay
La forma en que se conecta un dispositivo varía, pero en términos generales, la conectividad permite tres cosas: control remoto, comunicación con otros dispositivos y actualizaciones inalámbricas.
Al estar conectados, los dispositivos inteligentes tienen una serie de beneficios sobre sus contrapartes no conectadas. Una cerradura de puerta inteligente aún bloquea su puerta, pero ahora puede bloquearla …