“A la ciencia le está costando enfrentarse a nosotros. […] La razón por la que le estamos ganando a la ciencia es que la ciencia nos saca las matemáticas, pero nosotros le decimos ‘Oye, eso es Seattle’ […] Eso es. Punto. Una imagen vale más que mil palabras”.
Mark Sargent está en la playa señalando lo que parecen ser unos edificios. Hace un momento nos ha explicado que ese es “un ejemplo perfecto y rápido”. “Los edificios que vais a lo lejos, esos de ahí, son de Seattle. No deberíamos de verlos. Debería de haber cientos de metros de curvatura entre medias. Apenas podríamos ver la parte superior”.
Esto ocurre en los primeros cinco minutos del nuevo documental de Netflix sobre el movimiento terraplanista. Os seré sincero, cuando el algoritmo de la plataforma me enseñó "La Tierra es Plana" me temí lo peor. Netflix acaba de firmar un acuerdo con la que posiblemente sea la mayor vendedora de aceite de serpiente de las últimas décadas. ¿Qué nos podíamos esperar de este documental?
Un freak show perfectamente diseñado
Un despropósito. Pese a que algunas personas han visto en el documental una apología (o defensa) del terraplanismo, lo que tenemos entre manos es simple y sencillamente un 'freak show'. Como dice Víctor López en Espinof, se trata de “un deleznable ejercicio de humillación” en que "lo que podría haber supuesto una mirada inteligente y con ánimo divulgativo a la Flat Earth Society, queda reducido a …