Reducir las desigualdades entre hombres y mujeres en la producción y el uso de la tecnología es una necesidad para el desarrollo económico y social de los países. ¿Por qué? Por ejemplo, el acceso a la información y al conocimiento por parte de todos los miembros de una comunidad permite tomar mejores decisiones e incluso desarrollar soluciones para los problemas que aquejan a las personas. Imagine cómo la oferta de servicios financieros en línea puede ayudar a sortear dificultades como el gasto de tiempo y dinero que en zonas rurales apartadas implica llegar a una oficina bancaria. Para eso, por supuesto, es necesario primero que haya acceso a internet, para lo cual el Gobierno y el sector privado tienen la mayor responsabilidad.
¿Cómo aportar al objetivo? De cara a las consumidoras, es fundamental enseñar o mostrar los beneficios de la digitalización como los del ejemplo anterior. De cara a las productoras de tecnología, como las ingenieras, parte de la clave está en buscar ambientes laborales amigables y flexibles para aquellas que son madres, de manera que su maternidad no riña con la posibilidad de aportar su talento. Así lo cree Rachel Samrén, vicepresidenta de relaciones exteriores y miembro del comité ejecutivo de Millicom, una de las empresas de telecomunicaciones más grandes del mundo y cuya presencia está enfocada en mercados emergentes, como África y América Latina.
Samrén estuvo de visita en el país, para formar parte del Mobile 360, un encuentro organizado por el gremio global de empresas de comunicaciones móviles, …