Con sólo dos generaciones en el mercado, todavía no podemos asegurar qué tipo de evolución va a seguir el Apple Watch a partir de ahora (aunque las patentes ya nos chivan algunos experimentos con la correa). Pero una cosa es más que probable: en cuanto el reloj sea lo suficientemente potente, podríamos verlo independizándose del iPhone.
En otras palabras, que ya no haga falta tener un iPhone para tener un Apple Watch. Cualquier persona podría comprarlo, configurarlo y usarlo tenga el smartphone que tenga. Sería un buen dispositivo para que muchas más personas entrasen en el ecosistema de Apple, pero... ¿qué cambios habrá que hacer en el reloj para que esa independencia fuese cómoda?
Desafíos tanto en hardware como en software
La idea de un Apple Watch que pueda funcionar por sí solo siempre ha sido atractiva, pero tiene muchos desafíos. El primero de ellos es la conectividad: el reloj tendría que ser capaz de conectarse a redes Wi-Fi. Eso implica que el Watch tendría que incluir una antena y un receptor, y el espacio es limitadísimo para conseguirlo. Quizás es aquí donde van a entrar en juego las patentes de correas con características extra.
Y luego hay que tener en cuenta otra cosa: ¿Cómo metes la contraseña de tu Wi-Fi en la pantalla de un Apple Watch? Podríamos hacerlo con una interfaz semejante al que vemos en los televisores, seleccionando las letras una a una. Pero todos sabemos lo que se llegan a odiar esas interfaces, así que …