"El juicio, la valoración, la pretensión, no son experiencias vacías que la conciencia tiene, sino experiencias compuestas de una corriente intencional" — Edmund Husserl.
El término juicio, que proviene del latín iudicĭum, tiene diversos usos; así que el concepto se torna abstracto. Se trata, por ejemplo, de la facultad distingue y elige entre el bien y el mal o entre lo verdadero y falso. Por otra parte, puede ser sinónimo decir que es una opinión, un dictamen o un parecer. También por ende, parte de la relación lógica entre dos o más conceptos, y comprende siempre a una breve evaluación conceptual de algo o alguien en base a una determinada información, sea esta verdadera o falsa.
Los seres humanos hemos heredado mecanismos neuronales para llevar a cabo continuas evaluaciones básicas del nivel de riesgo en base a una determinada información sea esta verdadera o falsa. Las situaciones que vivimos son constantemente evaluadas como buenas o malas y somos capaces de distinguir en un instante un amigo de un enemigo. Si bien realizamos todo esto con cuestionable precisión, el caso es que estamos biológicamente predispuestos a hacer juicios de todo tipo. Los hacemos todo el tiempo, no podemos evitarlo.
"Nada nos engaña tanto como nuestro propio juicio" — Leonardo Da Vinci.
Por ejemplo, Alexander Todorov, de Princeton, demostró en un estudio que la gente evalúa caras en múltiples dimensiones, formando “juicios de confiabilidad” a partir de los cuales determinan las respuestas básicas de aproximación / evitación. Para ver las reacciones del cerebro usaron imágenes por …