Hace un tiempo empecé a hacer algunas pruebas para ir incorporando domótica en casa. Mi primer paso fue comprar unas bombillas Hue de Philips para sustituir unas incandescentes de toda la vida. Lo que tiene poca o ninguna complicación. Pero pronto me di de bruces por un lado con el problema de los interruptores y por otro con el precio de los interruptores compatibles con HomeKit, el software de Apple para estas cosas. Aunque ya lo tengo solucionado con productos de Shelly y Sonoff que en principio no son compatibles con HomeKit.
Y es que para que este tipo de bombillas funcionen necesitas que estén siempre alimentadas aunque no estén emitiendo luz. Pero con los interruptores normales de casa les cortas la corriente, con lo que dejan de responder. Una opción para salvar esto es decirle a las personas con las que convives que no usen los interruptores y que las enciendan y las apaguen con una app en el móvil o pidiéndoselo a Siri o a quien le toque. Otra opción un poco más extrema es además deshabilitar los interruptores para que aunque alguien los accione no hagan nada. Pero cualquiera de esas dos opciones añade demasiada fricción al uso de la domótica en casa y, según lo veo yo, para que la cosa sea aceptada y sacarle verdaderamente jugo ha de ser lo más transparente posible.
Y eso por no hablar de que si hace eso cuando viene alguien de fuera de casa tienes que explicarle por qué …