Cuestión de gustos, cuestión de sensaciones personales, cuestión de manías de cada uno, porque la elección entre el iPhone X o el
Samsung Galaxy S9
no se sostiene, ni por asomo, por la chequera. Para bien o para mal, ambos terminales cuestan una burrada. Pero en los matices se encuentran importantes diferencias que puede hacer que un consumidor opte por un modelo u otro.Partamos de la base que se encuentran en el rango de la gama alta y «premium», con lo que presupone que se trata de lo mejor de lo mejor. ¿Vale la pena pagar más de mil euros por estos bichos? Que cada cual decida, el proceso de compra de un producto es una decisión que solo corresponde a quien se va a rascar (y mucho) el bolsillo. Por su experiencia de uso sí se encuentran diferencias.
Primero, su estética y pantalla
Es lo que primero entra por los ojos. Aquí, el iPhone X cuenta con un diseño casi sin bordes compuesta por una pantalla de 5.8 pulgadas capaz de reproducir una resolución de 1.125 x 2.436 pixeles. Es del tipo OLED, una tecnología que despierta mucho interés y que destaca especialmente por mostrar negros profundos y colores intensos. El resultado en este móvil es impecable. Se aprecia notablemente cuando se visualizan videos, ya que ofrece una experiencia magnífica.Este dispositivo en cuestión, además, tiene una gran personalidad gracias a su polémica pestaña o «notch». Por su parte, Samsung ha continuando desarrollando una de las tecnologías que …