Si echo la vista atrás en mi historia tecnológica, entre mis primeros recuerdos están en los chats de Terra, el Messenger, mi primer correo electrónico de Hotmail y por supuesto, el todopoderoso buscador de Google. Después de tener un par de cuentas de correo electrónico con direcciones vergonzosas (que tire la primera piedra a quien no le haya pasado), di el paso a una dirección más seria con Gmail. A lo largo de estos años he tenido que tomar una serie de decisiones de compra y uso, hablo de sistemas operativos y dispositivos... y ante la duda, Google siempre estaba allí. Una de las grandes baza de Google es que posee un ecosistema abierto, pero la realidad es que más pronto que tarde he descubierto que estaba atada a la gran G ad aeternum.
Así, pienso en mi primer teléfono, un Alcatel bastante grueso y con antena al que le siguió un móvil con tapa, una horda de Nokias y un Samsung Galaxy Ace que fue mi despedida (ahora ya sé que temporal) de Android. En mi cabeza está mi primer ordenador portátil Toshiba, que me compré al empezar la carrera. Lo sustituí por un Acer que no duró demasiado y que acabó siendo remplazado por un eterno que debe seguir por algún armario. Hace aproximadamente una década di el salto a mi primer iPhone y poco después, a mi primer MacBook. Parece que he dejado Google atrás en favor de Apple pero no es así: Google sigue en mi …