La creciente amenaza de los desechos orbitales se ha convertido en uno de los mayores desafíos para la industria espacial global. Con miles de satélites, fragmentos de cohetes y restos de misiones pasadas orbitando a velocidades de hasta 28.000 km/h, nuestro entorno espacial sufre una congestión sin precedentes que amenaza futuras exploraciones y el funcionamiento de infraestructuras críticas para las telecomunicaciones, la meteorología y la seguridad internacional.La Agencia Espacial Europea (ESA) ha confirmado esta situación alarmante en su Informe Anual sobre el Medio Ambiente Espacial 2024, que revela un aumento preocupante de desechos orbitales y sus consecuencias. Con más de 35.000 objetos catalogados en órbita terrestre, la basura espacial supera ampliamente a los satélites operativos, y su crecimiento amenaza con colapsar regiones clave.Un problema que crece sin controlSegún el informe, cada año se producen 10.6 fragmentaciones no deliberadas en el espacio, casi todas por explosiones de satélites o etapas de cohetes abandonados. Entre el 60-90% de los restos de cohetes y el 40-70% de los satélites en órbita baja incumplen las medidas de mitigación. Lo peor es que, aunque pararan todos los lanzamientos, los choques entre la basura ya existente provocarían un efecto dominó o síndrome de Kessler, multiplicando los fragmentos.Los cohetes actuales han mejorado (no gracias a Elon Musk, todo hay que decirlo): entre el 60-90% de las etapas en órbita baja intentan caer de forma controlada, algo que ha pasado del 10% al 60% en diez años. Esta mejora choca con el mayor riesgo de que caigan trozos …