El consumo de contenidos vía «streaming» ha cautivado al público definitivamente. Los servicios se multiplican, las televisiones encargan sus propios sistemas «a la carta» y, sobre todo, el teléfono móvil se ha convertido en una ventana hacia este tipo de plataformas. Una de las que más éxito está cosechando es Netflix, que según los últimos datos conocidos, ya cuenta con más de 125 millones de suscriptores.
No es de extrañar, lógicamente, que otras compañías productoras y distribuidoras como Disney o HBO hayan puesto el foco en un servicio similar desde donde ofrecer un catálogo impresionante y holgado de su principal oferta audiovisual. La mayoría de estas «apps» tienen las mismas funciones, pero también ofrecen importantes diferencias. A partir de un pago mensual, los usuarios pueden reproducir un contenido cerrado que se va actualizando periódicamente.
Valorar los contenidos
Son esas fórmulas matemáticas misteriosas que inundan nuestra vida y organiza lo que quiere que sepamos. Los algoritmos informáticos permiten, entre otras muchas cosas, organizar contenidos en redes sociales y páginas web. En el caso de Netflix, la compañía estadounidense, aunque sin desgranar su secreto, emplea estos sistemas para adaptar las películas y series a cada usuario en función de varios parámetros (gustos, ubicación… ).A partir de la valoración que hacen los usuarios por cada programa de manera individual, la plataforma va mostrándole o, más bien, sugiriéndole contenido que el sistema «entiende» que le va a gustar más, indicándole además un porcentaje de posibilidades de acierto. Además, automáticamente, y de …