Por Sebastián Ojeda, CEO de Beetrack
“Los seres humanos somos animales de costumbre”. Probablemente esta es una de las frases que más escuchamos cada vez que debemos someternos a cambios de mayor o menor importancia en nuestras vidas. Tanto que muchas veces suena en nuestra cabeza en estas situaciones y no queremos pronunciarla para no parecer demasiado clichés, al punto que parece ser casi como una costumbre en sí misma.
Pero más allá de que nos guste o no escuchar y pronunciar este dicho, es innegable que como especie nos caracterizamos por tener una buena capacidad de adaptación. Es parte de las leyes básicas de supervivencia y ha quedado demostrada en estos meses de pandemia. Hemos debido acostumbrarnos a permanecer días y semanas completas sin poner un pie fuera de nuestras casas, así como también hemos aprendido a mantener distancia física entre personas y a evitar el contacto directo, algo sobre todo complejo en sociedades como las latinoamericanas, en las que el contacto de piel tiende a ser mayor. Estos dos cambios, se han aplicado también a la forma en que consumimos. Y es aquí donde hemos visto crecer con fuerza la tecnología contactless (con cero o mínimo contacto entre personas), tanto en el comercio presencial como en el online.
Pero ahora, que ya ha pasado un mes desde que algunas comunas del Gran Santiago comenzaron a entrar en fases de desconfinamiento y el comercio presencial empieza a abrir sus puertas, surge la pregunta de si esta adaptación que hemos experimentado durante …