La historia de la tecnología no se puede escribir sin emplear el nombre de Steve Jobs. El cofundador de Apple, y, por tanto, padre de iMac, iPhone, iPod y iPad, sigue muy presente en las mentes de todos los amantes de los dispositivos electrónicos. Tanto que, casi nueve años después de su muerte, sigue siendo -con diferencia- la primera persona que a uno se le viene a la cabeza cuando se nombra a la compañía de la manzana mordida. A pesar de que, normalmente, su figura suele estar ligada al diseño y las funcionalidades de los productos lanzados durante su tiempo al frente de la firma; hay quien opina que su principal cualidad, bastante por encima de las demás, fue la de
seducir a las masas
.Así lo expresó hace algo más de uno año Bill Gates, quien no dudo en referirse a Steve Jobs como alguien capaz de «hechizar» a la gente al mismo tiempo que dejaba caer que, en el fondo, siempre le pareció «un imbécil». Michael Hageloh, extrabajador en el departamento de ventas de Apple -donde pasó más de 20 años de su vida-, no se atreve a caer en la descalificación, pero, al igual que el padre de Microsoft, afirma que la capacidad de Jobs para seducir a las masas fue su principal habilidad.
«Gracias a Jobs, los equipos de ventas, marketing y diseño de Apple entendieron la psicología del consumidor mejor que quizás cualquier otra empresa en la historia. Sabíamos que a nadie le gusta …