Hace tiempo me regalaron una impresora inalámbrica HP, modelo 3775. Es una maquinita pequeña, que además de imprimir, permite escanear documentos. Es de inyección de tinta y se ve un equipo funcional en todos sentidos amén de ocupar poco espacio. Desde luego que la impresora no pretende ser de uso industrial y para un usuario típico, que no imprime grandes volúmenes de cuartillas, parece una buena solución.
Pues bien, conecté la impresora con su respectivo driver (manejador), el cual ocupa centenas de megabytes y no sé por qué, pero en fin, la cuestión al final del día es que funcione. Pero he aquí que, unos días después, cuando quise hacer una impresión, la flamante impresora decidió que no podía conectarse a la red WiFi y se negó a imprimir nada. Frustrante asunto, pero evidentemente no me iba a ganar, o al menos eso pensaba.
Así que entré a diversos sitios que me sugirió Google y hallé algunas respuestas. Encontré un programa HP Printer Doctor, el cual permite revisar la configuración de la impresora. El sistema me dijo que todo estaba perfecto, pero el “status” de la impresora era de “Desconectado”. Así un día la impresora se negaba a imprimir algo y otro día también. Vamos, para decirlo pronto, simplemente no había manera de que la maquinita hiciese la tarea. Por momentos pensé: “bueno, al menos fue un regalo”, a manera de consuelo.
Pero de nuevo, antes de terminar el año tenía que hacer un par de impresiones. Nada fuera de lo normal, un …