Con los consejos de ciberseguridad ocurre una cosa: que hasta que no vivimos las consecuencias de no hacerles caso, no los tomamos en serio. Seguro que en más de una ocasión has leído o escuchado la recomendación de no conectarte nunca a redes Wi-Fi abiertas y, en concreto, a la de lugares transitados.
Pues bien, hay quien podría haber pagado ya las consecuencias de esto. Ocurrió el pasado año en un aeropuerto australiano y, aunque las autoridades ya detuvieron a un sospechoso, miles de pasajeros habrían estado exponiendo sus datos a un ciberdelincuente. Y es algo que se podría haber evitado muy fácilmente.
El delito australiano como ejemplo del mal de las Wi-Fi públicas
La AFP, siglas en inglés de la Policía Federal Australiana, informaba hace unos meses de una operación que acabó con la detención de un hombre de 42 años acusado de delitos cibernéticos. A la espera del juicio que determine su inocencia o culpabilidad, los hechos que se le atribuyen tienen mucha relación con esto de las redes Wi-Fi públicas.
Presuntamente, este hombre habría estado accediendo de forma ilegal a los datos de cientos de viajeros de aeropuertos australianos. Y todo ello gracias a haber creado una red Wi-Fi abierta con un nombre que hacía pensar que era la propia red del aeropuerto. Sin embargo, a la vista queda que no lo era.
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