"El cómo se hace algo y se presenta es a menudo más importante que el qué" — Paul Rand.
El carisma ha estado bajo el escrutinio de los investigadores durante mucho tiempo. Con carisma nos estamos refiriendo a una cualidad de ciertas personas para atraer fácilmente la atención y la admiración (o incluso el odio, si el carisma es negativo) de otros debido a una personalidad "magnética" que se desprende de sus comportamientos y su apariencia.
El término en su forma actual es muy difícil de definir con exactitud y hay, en realidad, muchas formas de llamarlo: gracia, exuberancia, energía positiva, encanto natural, magnetismo personal, atractivo personal…, y durante mucho tiempo se ha pensado que era una cualidad innata. Sin embargo, ya han descubierto que, lejos de serlo, el carisma es simplemente el resultado de comportamientos aprendidos. De hecho, en experimentos controlados de laboratorio, los investigadores fueron capaces de elevar los niveles de carisma de las personas como si fuera una simple cuestión de girar una palanca, simplemente pidiéndoles que adopten comportamientos específicos (carismáticos).
Los “comportamientos carismáticos” suelen ser aprendidos a lo largo de la vida, mayormente por observación y copia de lo que funciona o es mejor recibido, y con el tiempo se convierten en comportamientos instintivos. Algunas personas, sin embargo, aprenden más tarde y de forma intencionada a partir de instrucciones dadas —sonríe, mira a la gente a los ojos, mantén una comunicación no verbal poderosa, entre otros—.
Según Olivia Fox, autora de la obra “The Charisma Myth: How Anyone Can Master …