Tras el fin del COVID-19, muchas empresas pasaron de ser grandes defensoras del teletrabajo a rechazarlo de manera tajante. Esto hizo que se impusiera a los trabajadores una política "de retorno" para regresar a las empresas. Una de ellas ha sido Dell, que ha generado un gran caos entre sus trabajadores por su política de regreso a las oficinas.
Pero esta política de regreso no era del todo ética. La oferta que se tenía encima de la mesa era volver a la oficina o atenerse a las consecuencias, y el 50% de los empleados prefiere perder sus puestos o sus privilegios antes que regresar a la presencialidad.
Dell se enfrenta a una fuga de talento con su política anti-teletrabajo
Para poder entender esta historia nos remontamos a febrero, cuando Dell empezó a presionar a los trabajadores para volver a la oficina. La oferta que se tenía encima de la mesa era una jornada híbrida de tres días a la semana en una oficina o estar 100% en remoto.
¿El problema? Que optar por trabajar en remoto impedía acceder a ascensos. Pero si se optaba por la presencialidad, se tenía que realizar una mudanza para acudir a una de las pocas oficinas físicas que hay disponibles tras la venta masiva. Y esto es un problema.
Ante un plan de este calado, los empleados han sido realmente claros. Los datos apuntan a que un 50% de la plantilla de Dell en EEUU y un …