Juegamos porque nos gusta resolver retos. Y lo hacemos desde nuestra autonomía, tomando decisiones.
Eso es positivo: aprendemos cosas nuevas y nos esforzamos. Si nos equivocamos, no pasa nada, volvemos a empezar la partida. De hecho, así es como mejoramos nuestras habilidades: variando la estrategia y probando una y otra vez hasta que dominamos la partida.
Los juegos tienen una historia, un universo narrativo con personajes y diálogos interesantes. Además, presentan una estética, ese arte sonoro y visual que nos interesa y nos llama la atención. Por supuesto, también una tecnología, la plataforma en la que ocurre todo. Por último, disponen de una dimensión psicológica, lo que llamamos el 'Diseño de Juegos', relacionada con los elementos de juego que nos llevan a la acción, motivándonos.
Entonces y dado que parece ser que los juegos y los videojuegos nos llevan a la acción, ¿pueden acompañar en un proceso de cambio comportamental? ¿Permiten conocer cosas para, además, entrenarnos en habilidades, aplicarlas y compartir nuestros logros?.
Suena interesante. De ser así, podemos conectar los cuatro ejes de los videojuegos (narrativa, arte, tecnología y psicología) con el aprendizaje y el cambio de comportamiento. En positivo y desde la voluntad. Y, por supuesto, en relación con la salud y los estilos de vida saludable.
Videojuegos y 'apps' que invitan a la actividad
Les llamamos Exergames o juegos de ejercicio en el caso de la fisioterapia, la recuperación y el deporte.También existen los 'Games for Health' (juegos de salud). Estos tienen que ver con los hábitos …