Testigos, deliberaciones, pruebas y un juez como regulador. Los dramas judiciales a través de la pantalla nos han dado un ejemplo de cómo se lleva a cabo la búsqueda de la verdad y la justicia en los Estados Unidos. Pero ¿es un sistema sin fallos? Esta incógnita la pone de facto una leyenda del cine con su más reciente proyecto.
Justin Kemp, un hombre de familia y alcohólico en recuperación, es seleccionado como jurado en un caso de asesinato. Al inicio todo parece transcurrir con normalidad, pero las declaraciones le hacen sospechar de un escalofriante descubrimiento: el acusado es inocente y él podría ser el verdadero culpable. Esto es: Jurado N° 2.
No tuvo una campaña publicitaria deliberada y tampoco hizo gran eco en su paso por las salas de cine, pero el último filme de Clint Eastwood es una cachetada con guante blanco al sistema judicial de su propio país. No solamente es un drama legal, sino un thriller psicológico que presenta dos vías: el juicio y la decisión del protagonista.
A lo largo de casi dos horas de metraje Eastwood busca poner sobre la mesa los cuestionamientos sobre la moral, la justicia y la naturaleza humana. Básicamente su premisa trata de indagar en ¿lo justo no coincide con lo correcto? Así, la película logró llevarse la aprobación crítica al conseguir una calificación del 93% en Rotten Tomatoes. En general, las palmas van hacia el veterano director.
"Un gran ejemplo …