La neutralidad en la red fue abolida en Estados Unidos el pasado diciembre y, con ella, el principio que protegía los principios fundacionales de internet. Ahora, sus defensores agotan las últimas balas disponibles para salvarla.
El 14 de diciembre, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés) hizo valer la mayoría republicana en la institución para eliminar la norma, aprobada bajo el gobierno de Barack Obama en 2015 y que amparaba la red como un servicio público. Tras su registro hace unos días, la nueva regulación permite que las proveedoras de internet puedan bloquear o ralentizar el tráfico a su antojo sin importar el contenido de las mismas, incluidos medios de comunicación o plataformas de vídeo como Netflix, con la consecuente revolución del modelo de negocio que puede suponer.
Después de casi tres meses, la oposición demócrata, organizaciones defensoras de derechos civiles, empresas creadoras de contenido y algunas voces republicanas siguen oponiéndose y exploran rutas para revertir la norma, impulsada desde el Ejecutivo de Donald Trump. La aprobación de una nueva legislación en el Congreso, la respuesta de los estados con regulaciones propias, la vía litigiosa mediante demandas de estados y organizaciones o la aplicación de un mecanismo del Congreso para revertir decisiones federales (CRA) constituyen el armamento de quienes se oponen a la nueva norma.
Sin embargo, pese al abanico de opciones, parece improbable que alguna de estas tenga éxito, por lo que tendrían que esperar a un nuevo Ejecutivo que liderara una reforma en este …