Uso un Apple Watch desde el primer día en que se puso a la venta, y la mayoría de días desde hace un año completo algún entrenamiento: funcional de fuerza, correr, o en días de demasiada carga previa, andar.
Un Apple Watch Series 8 Pro (o Pro a secas, o como se termine llamando) como se ha rumoreado, con una mayor protección física a golpes y caídas, es algo que suena bien como argumento para cazar a los deportistas que hoy prefieren propuestas como las de Garmin, Polar, Suunto y compañía. Sin embargo, si ese reloj no llega acompañado de muchas mejoras internas, y solo de una carcasa más resistente, difícilmente convencerá a nadie. No desde luego a quien requiere más funciones ligadas al deporte.
Empecemos por el descanso
watchOS 9 es quizás la pista más clara de que un nuevo modelo, más orientado al deporte, está en camina. Entre sus novedades están los entrenamientos multideporte, las sesiones por intervalos fáciles de configurar, la información ampliada en pantalla durante el ejercicio y otras mejoras muy demandadas en estos últimos años: la aplicación nativa de entrenamientos se estaba quedando demasiado pobre.
Sin embargo, sigue haciendo falta más para que alguien que se tome realmente en serio la práctica deportiva pueda considerar a un Apple Watch sin ponerle ojitos a un Garmin y compañía.
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