o con una polilla en los pantalones al final de las fiestas.
Las fiestas decembrinas traen consigo un montón de festejos, tradiciones y, claro, convenciones sociales como los regalos navideños. Más allá de las tradiciones religiosas, el mes de diciembre se caracteriza por los obsequios que se dan en sus más distintas facetas: en los intercambios con los compañeros de oficina, escuela o trabajo; con los familiares, o los de la noche navideña para los niños.
En cualquiera de estos casos y sus derivados, se requiere tiempo (y obviamente dinero) dedicación y cierta habilidad o arte para elegir los obsequios con buen tino. ¿Cuántas veces has recibido un pésimo obsequio? ¿Qué fue lo más frustrante del asunto: el regalo o la incomodidad reprimida al abrir el regalo? ¿Y cómo te sentiste en adelante con esa persona?
Un obsequio es mucho más que un objeto. Un regalo es un medio que comunica muchas cosas de forma implícita, tanto de quien obsequia como de quien recibe. Esa comunicación subjetiva muchas veces es más importante que el regalo en sí. Un obsequio puede decir cuánto nos importa una persona, o lo contrario. Cuánto es un peso insufrible y obligado, o cuánto nos encanta el pretexto (en este caso las fiestas) para expresar nuestro agradecimiento o amor por ellas. Lo anterior no en un sentido cuantitativo sino cualitativo. Me explico.
EscucharEste puede ser el mejor consejo para dominar el arte de hacer obsequios. Las personas (cercanas o solo conocidas) constantemente están diciendo lo que les gusta o …