En esta pequeña producción de Digg se nos muestra el arte de la imprenta en todo su esplendor: cuán diferente es trabajar con tintas, piezas de metal y madera frente a hacerlo con ordenadores que hacen bip bip.
Tal y como dice el impresor de Bowne and Co. Stationers en Nueva York, uno de los pocos sitios que todavía se dedican a ese trabajo de forma artesanal, es algo que tiene su encanto, un punto de nostalgia, arte y el regusto del trabajo bien hecho. Es el tipo de negocio que ya está asociado con encargos del tipo «invitaciones de boda» y similares, nada de última tecnología. La parte buena: al menos en esas imprentas no existe la Comic Sans.
La tecnología de Bowne son básicamente máquinas del siglo XIX que todavía funcionan sin demasiados problemas. «El tipo de máquinas gigantescas y pesadas que podrían hacerte perder algún miembro si te despistas, a diferencia de los ordenadores» – dicen. Las materias primas son todas de la máxima calidad, otra de las ventajas de trabajar en un sitio así.
Relacionado:
El Museo Casa de la Moneda
Este es el único modelo de imprenta de Gutenberg que funciona
Los primeros libros salidos de la imprenta más avanzada del siglo XV
Las 20 herramientas más importantes para la humanidad
Así fue el último día de en metal en The New York Times (1978)# Enlace Permanente