David A. Tinley era un empleado de 62 años de Siemens en Pensilvania, Estados Unidos, que ante la creciente ola de proyectos de automatización un día decidió idear la manera de tener trabajo siempre. Vamos, buscó la manera ser indispensable y no perder su fuente de ingresos ante la posible llegada de un nuevo software que hiciera su trabajo.
Desde el año 2000, Tinley fue el responsable de programar un software basado en hojas de cálculo, donde Siemens se encargaba de gestionar los pedidos de equipos eléctricos. El detalle es que dentro de estas hojas de cálculo había código que se encargaba de mostrar un fallo cada cierto tiempo. Falló que él, y sólo él, sabía solucionar porque era su software.
Fallos que él y sólo él sabía solucionar
Y así estuvo funcionando desde aproximadamente 2002, según la demanda. Hasta que todo se vino abajo en mayo de 2016, cuando el software volvió a fallar y Siemens llamó a Tinley, quien no estaba en Pensilvania, por lo que la compañía insistió en que Tinley les diera la contraseña porque tenían un pedido urgente.
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Tinley terminó dando su contraseña y Siemens encontró 'bombas lógicas' en los scripts de las hojas de cálculo. Ante esto, Siemens puso a varias personas a analizar el software, entre programadores y abogados, para descubrir que …