Decir que Airbnb es el hotel más grande del mundo no sería del todo descabellado. Su concepto original era el de “sofá y desayuno”. Es decir, dejar dormir a alguien en el sofá de tu casa, darle de desayunar, y a cambio sacarte un dinero extra. Con el tiempo, esa visión fue derivando hacia una noción muy diferente. Más mercantilizada. Los apartamentos vacacionales. En última instancia, eso les asomó al abismo de la quiebra, y fue Steve Jobs el que, curiosamente, les sacó de ahí.
Su cliente potencial ya no era esa persona que viaja a un lugar por trabajo y que no quería pagar un dineral por una habitación de hotel en el centro de ciudades como Londres o Nueva York. Ahora los que buscan en Airbnb son turistas, familias que se quieren juntar en una sola casa en Navidad, y gente a la que le apetece pasar una semana a un apartamento en primera línea de playa en Torremolinos. Y en estas llegó el Covid, y todo se fue por la borda.
"Airbnb no va a hacer nada más de lo que yo pueda centrarme personalmente"
Durante la fase más dura de la pandemia, y su consecuente confinamiento, Airbnb perdió un 80% de su negocio. Es decir, que si antes ganaba diez euros, pasó a ganar dos. Una ruina. Era evidente que algo había que hacer si querían que la empresa no quebrase, y para ello, sus responsables recurrieron al …