La posibilidad de una comunicación directa entre el cerebro y las máquinas parece estar convirtiéndose en una de las obsesiones de Silicon Valley y de algunos de sus personales más emblemáticos: dispositivos capaces de captar las señales emitidas por nuestra actividad cerebral, ubicarlas dentro de su topografía, y vincularlas con determinados estímulos o comportamientos, con la …