¿Recuerdan el revuelo que causó el lanzamiento de Deadpool & Wolverine? Sí, ese sobre no permitir la entrada a menores. Esto tiene una razón de ser. Como lo informa la Dirección General de Radio, Televisión Y Cinematografía, en México existen clasificaciones por edades a fin de establecer parámetros de proyección y distribución y así, el público pueda disfrutar de una película adecuada para su edad.
Designadas con las letras A, B, C y D, cada clasificación se refiere al contenido visual y narrativo del filme. Esta misma regla aplica para los cines de Estados Unidos quienes utilizan la letra G para las aptas a todo público; la PG que requieren supervisión parental; las R limitadas a mayores de 17 años o menores acompañados por un adulto; y las NC-17 exclusivas para adultos.
Hasta aquí, parece que todo está claro. Pero como dicen: "las reglas se hicieron para romperse" y Steven Spielberg y George Lucas lo pusieron a prueba. Era el verano de 1984 cuando las salas de cine norteamericanas proyectaron por primera dos clásicos a cargo de los reconocidos cineastas: Gremlins e Indiana Jones y el templo de la perdición.
Los cines de cabeza por culpa de Spielberg y Lucas
Gremlins. El adorable Gizmo dio pistas de ser diseñado para una película cuyo único objetivo era vender tiernos muñecos, pero la cinta de Joe Dante resultó en una alocada sucesión de escenas gore: criaturas trituradas en batidoras, otras con revólveres o sierras …