En plena entrada de 2020, seguimos hablando de «influencer Marketing». Y no es para menos, ya que^sigue siendo una de las tácticas más utilizadas por anunciantes y agencias a la hora de generar «share of voice» (SOV). En una sociedad donde las redes sociales son omnipresentes, ser recomendados, mencionados o directamente promocionados por un influencer puede cambiar la vida comercial de un producto o servicio, esa es la razón por la que el 86% de los anunciantes tienen pensado invertir en algún tipo de acción con influencers.
Pero más allá de una venta directa, lo que buscan anunciantes y marcas en los influencers es justo de lo que carecen o necesitarán mantener: autenticidad, reputación y visibilidad. Tres asuntos muy delicados, ya que representan la piedra angular del marketing. Cuando una persona que tiene un reconocimiento social da presencia un producto o servicio, ayuda a hacer crecer su diferenciación y valor, siempre y cuando la comunidad que siga a dicho personaje, coincida con el cliente actual o potencial de tu marca.
Sin embargo, detrás de la palabra «influencer» existen unos cuantos casos de éxito y demasiados fracasos. A veces nos hacemos eco de algunos muy notorios, pero la mayoría son desconocidos y se ocultan tras una maraña de datos y justificaciones técnicas. Porque no nos engañemos, el «influencer marketing» es hoy uno de los mayores filones de ingresos, tan solo en 2019 ha generado más de 320 nuevas agencias. Donde un fracaso representa una muerte empresarial.
Para ganar confianza, …