Amada y odiada a la vez, Uber debe ser una las compañías tecnológicas más polémicas de la década. Con denuncias que van desde la precariedad laboral de sus conductores hasta el maltrato que sufrían sus empleados, pasando por cobros fantasma a pasajeros, a pocos les extrañó que a mediados de 2017 su fundador, Travis Kalanick, se viera forzado a renunciar como CEO debido a los escándalos, incluyendo algunos que lo involucraron personalmente.
Pero ni aún bajo la conducción del más centrado Dara Khosrowshahi, Uber deja de sorprender por su oscuro pasado. Es así como este viernes Mike Isaac, uno de los periodistas del New York Times publicó en el matutino un adelanto de su libro, Super Pumped: The Battle for Uber, donde precisamente revela algunos de los principales secretos de la empresa.
Y vaya que comienza en grande. En el extracto, Isaac da cuenta de cómo una “cuota de seguridad” (actualmente “cuota de solicitud”) instituida en abril de 2014, sólo fue una artimaña para aumentar los márgenes de ganancias de la empresa, granjéandole alrededor de 500 millones de dólares a cambio de nada.
Según detalla el periodista, por aquel entonces Uber estaba preocupado por los costos cada vez mayores de sus pólizas de seguro y pruebas a sus conductores, por lo que decidió instituir este cobro extra para financiar lo que describió como “una iniciativa líder en examen de sus conductores, chequeos regulares a sus vehículos, educación vial y desarrollo de funciones de seguridad en la aplicación”, describe el New York Times.
El problema …