Como dice el neurocientífico Andrew Huberman, nuestro cerebro no está diseñado para soportar constante estrés y ansiedad. No podemos vivir intentando predecir todo. Y parece que Steve Jobs, una de las personas más influyentes de nuestro tiempo, lo sabía bien. Gracias a él existe Apple, y seguramente hoy no sabríamos de la existencia de Pixar de no ser por lo que hizo cuando John Sculley le echó de su propia empresa. Además de eso, siempre tuvo otros proyectos entre manos, que añade al estrés que ya de por sí debía padecer.
Alguien así necesita algo que le mantenga feliz. Un hábito. Una forma de vivir y entender la vida. Y Steve lo tenía. Más allá de sus frases sobre el éxito, este hábito lo revela en su discurso de Stanford, y se podría resumir en una palabra: confiar. Con eso ya tenemos mucho camino andado, y así fue como lo hizo él.
Dejarse llevar y confiar en el proceso: la fórmula mágica de Steve Jobs
Jobs decía que tenemos que confiar: "Confía en que los puntos se unirán en algún momento. Tienes que confiar en algo: tu instinto, el destino, la vida, el karma, lo que sea". Esa fue la razón por la que dejó sus estudios universitarios. "Decidí dejarlo y confiar en que todo saldría bien".
"Muchas de las cosas con las que tropecé siguiendo mi curiosidad e intuición resultaron tener un valor incalculable más tarde. Si no hubiera abandonado los …