Que con ChatGPT podemos hacer tareas que a la vieja usanza cuestan horas en pocos segundos es una realidad, pero también lo es que después de usar el chatbot con IA de OpenAI es más que conveniente echarle un vistazo y corregir lo que no sea preciso.
De lo contrario te puede pasar como a estos estudiantes, pillados in fraganti fusilando ChatGPT en sus trabajos sin pudor. El aluvión de textos escritos por la inteligencia artificial cada vez se hace notar más en internet y uno de los sectores más afectados es el comercio electrónico. Porque si ChatGPT se usa bien ahorra tiempo, pero si se hace mal sucede esto.
No se tú, pero antes de comprar algo en internet acostumbro a echar un vistazo a las condiciones de la página web (política postventa, envío, formas de pago, devoluciones) y por supuesto también a cómo es el producto en cuestión: marca, diseño, características...
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Pero imagina estar buscando un día cierto producto en eBay y encontrarte con una descripción como la de la foto que ilustra este artículo y que de hecho en el momento de escribir esto sigue a la venta a través de este enlace. O hacer lo propio en Amazon y que su buscador te devuelva algo similar:
Tres productos de lo más variopinto con dos cosas en común: el texto de la descripción está hecho …